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El envejecimiento de la población, el estilo de vida sedentario y la obesidad han multiplicado el número de diabéticos. Controlar los factores de riesgo asociados con la diabetes mejora la esperanza de vida de los afectados.

 

Pie diabético

El 80% de los pacientes con pie diabético presentan alteración de la sensibilidad, y estos son los más proclives a desarrollar úlceras.
Una lesión muy característica de las personas con diabetes es el pie diabético, que es el resultado de las alteraciones en la sensibilidad (neuropatía periférica) y en el riego de las arterias (artropatía periférica). El riesgo de padecer esta lesión aumenta conforme avanza la diabetes, llegando a presentar una incidencia de amputaciones por este motivo en torno a 4 por 1.000 pacientes y año. Se estima que el 15% de los diabéticos presentarán en algún momento de su vida lesiones compatibles con un pie diabético.
Los factores más importantes para su desarrollo son el mal control de la diabetes, la neuropatía, las deformidades del pie (artropatía de Charcot), la arteriopatía y el tabaco. El 80% de los pacientes con pie diabético presentan alteración de la sensibilidad, y estos son los más proclives a desarrollar úlceras.
Dichas alteraciones facilitan que un mínimo traumatismo o herida provoque úlceras o heridas de difícil cicatrización, y que originan infecciones graves, dolores y, en situaciones avanzadas, incluso amputaciones.


Síntomas de alarma del pie diabético

Los primeros signos que deberían indicar la aparición de un pie diabético son el enrojecimiento de algunas áreas del pie, el aumento de la temperatura, las áreas callosas que no mejoran y que finalmente se ulceran. Estas lesiones iniciales pueden progresar hasta que alcanzan una úlcera profunda y un hueso, lo que conduce a osteomielitis y, finalmente, a gangrena del pie en situaciones muy avanzadas. Con un buen monitoreo y control, son lesiones evitables.


Control del pie diabético

El control estricto de la diabetes y los otros factores de riesgo mencionados anteriormente reducen significativamente la frecuencia de estas complicaciones. En este sentido, los diabéticos deben ser examinados regularmente por sus médicos generales y entrenados en la higiene adecuada y el cuidado de sus pies. Con eso en mente, aquí hay algunos consejos:

– No cortar excesivamente las uñas.
– No caminar descalzo.
– Comprobar la temperatura del agua antes de sumergir los pies.
– Utilizar cremas hidratantes.

Se debe realizar una inspección frecuente de las áreas de los pies por el médico o las enfermeras. Se debe evaluar la sensibilidad (superficial y vibratoria, con microfilamento o diapasón) para identificar los primeros signos de neuropatía. El índice tobillo / brazo debe evaluarse como arteriopatía y controlar de cerca las heridas aparentemente inofensivas. Si tiene callosidades o deformidades, siempre debe comunicarse con un podólogo o traumatólogo, según el tipo de lesión. Cuando se descubren tales lesiones, los antibióticos y la eliminación cuidadosa de la piel infectada o necrótica se indican mediante curaciones diarias en su centro de salud o mediante curaciones más complejas que requieren un cirujano vascular.

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